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“Los fenómenos climáticos extremos ya no son riesgos marginales y el sector bancario tarda en asumirlos”.

“Los fenómenos climáticos extremos ya no son riesgos marginales y el sector bancario tarda en asumirlos”.

Ante el creciente número de desastres naturales, las aseguradoras ya han dado la voz de alarma: el cambio climático se ha convertido en un importante riesgo económico. Sin embargo, el sector bancario sigue ignorando las señales de alerta mientras financia masivamente las industrias de combustibles fósiles. Esta paradoja podría precipitar una nueva crisis financiera mundial, cuyos contornos ya son visibles.

Durante varios años, las aseguradoras han estado advirtiendo: los fenómenos meteorológicos extremos ya no son riesgos marginales, sino un factor estructural e inevitable con impactos sistémicos. El continuo aumento de las pérdidas (inundaciones, incendios, tormentas) está obligando a algunas a reducir o cesar sus operaciones en las zonas más vulnerables, como California y Florida. Sin embargo, el sector bancario tarda en comprender plenamente este cambio. Mientras las aseguradoras absorben los impactos, los bancos podrían distribuir los efectos.

El cambio climático ya no es solo una amenaza ambiental; constituye un peligro financiero sin precedentes. Las sequías, el aumento del nivel del mar, las olas de calor y los huracanes están causando perturbaciones duraderas en la economía real. Afectan las cosechas, destruyen infraestructuras, devalúan los bienes inmuebles y provocan desplazamientos de población. Estas perturbaciones provocan pérdida de ingresos, impagos, primas más altas y, en última instancia, una creciente inestabilidad en los sistemas financieros.

Estresante para la salud y la economía

El año 2023 brindó un nuevo ejemplo: las pérdidas aseguradas alcanzaron casi los 100 000 millones de dólares (85 000 millones de euros), lo que representa una pérdida económica total de 280 000 millones de dólares, según la reaseguradora Swiss Re. En 2024, los daños se incrementaron aún más, hasta los 417 000 millones de dólares, de los cuales 154 000 millones estaban asegurados, según sus homólogas Gallagher Re y Munich Re. En Estados Unidos, veintisiete catástrofes causaron cada una más de 1000 millones de dólares en daños durante un año 2024 marcado por récords de calor a nivel mundial.

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Le Monde

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